Pasando un cementerio, cuesta arriba, al final de la avenida Edilberto Ramos, donde no han llegado ni el agua potable, ni los bonos del gobierno, nos reciben Berta Carhuayo y sus vecinas.
La batalla contra la crisis del COVID-19 se lucha desde varios frentes, y uno de ellos es el del hambre. Unidas en solidaridad, estas mujeres organizan todos los días una olla común para alimentar a las 100 familias que habitan el asentamiento humano 'Perú Nuevo Milenio' en San Juan De Miraflores.
Según informó el INEI, en Lima, 2 millones 318 mil 300 personas perdieron su empleo durante el periodo del estado de emergencia impuesto para combatir la pandemia del COVID-19.
Debido a las restricciones de la cuarentena, la población ocupada de Lima Metropolitana disminuyó un 47,6%.
Es el día número cien de la cuarentena y la solidaridad es lo único que se abre paso entre la pandemia. Muchas de estas familias ya han agotado todas sus reservas y las ollas comunes son lo único que se interpone entre ellos y el hambre.
Hoy las ollas comunes se multiplican en las esquinas de los barrios mas pobres y así re-surge una estrategia emblemática de supervivencia que no veíamos tan prolífica en el Perú desde la crisis política y económica de los ochentas y noventas.
Son las doce del medio día y pasa el camión cisterna que distribuye agua una vez cada dos semanas. Fuera del centro comunitario se va formando un grupo de madres de familia con ollas y contenedores de plástico, esperando para recibir una porción de alimento.
Las saludo, me responden, me examinan con la mirada y al enterarse de que vengo con el equipo de Frena La Curva, me dan la bienvenida muy agradecidos por las donaciones de víveres y abrigo que Berta había coordinado a través del mapa de ayuda mutua de Frena La Curva Peru.
Las mujeres me hablan sobre la pérdida de sus trabajos, resignadas al abandono del Estado, me comentan sobre el hambre y lo importante que ha sido la solidaridad para su supervivencia; también me comentan que dentro de todo mantienen la esperanza, al ver los alimentos que acaban de llegar, saben que hay gente dispuesta a ayudar. Me ofrecen un plato de comida pero se dan cuenta de que ya no queda nada, bromean sobre los huecos y la precariedad de las ollas en las que cocinan; les agradezco.
En el interior del centro comunitario, niños y ancianos se acercan para recibir las donaciones de abrigo, haciendo un gran esfuerzo por mantener el distanciamiento social. A qué temerle más? al covid, al hambre, al frío o a la indiferencia?
Una mirada triste me alcanza desde los ojos acuosos de una mamita, que me trata de contar algo pero rompe en llanto antes de poder pronunciar una palabra. Se acerca un hombre que le ofrece una manta y la consuela mientras se la lleva.
Se ha completado la entrega de alimentos y abrigo con la colaboración de una organización llamada 'Proyectos de Amor', se dispersan las personas y es hora de irse. En el camino se me acerca otra mujer, se llama Rosa, encargada de la olla común de otro asentamiento humano cercano, me cuenta que son 150 familias. Entonces me detengo a contarle cómo funciona la ayuda a través de Frena La Curva.
Frena La Curva es una iniciativa ciudadana que busca generar cadenas de apoyo solidarias entre los peruanos para mitigar las consecuencias de la pandemia. La principal misión es conectar gente en extrema pobreza o estado de vulnerabilidad con gente que puede brindar ayuda.
A través del mapa de ayuda mutua de www.frenalacurva.org.pe cualquier persona puede solicitar y ofrecer ayuda geolocalizando su ubicación. Toda esta información es verificada por un equipo de monitoreo.
FLC recibe todo tipo de solicitudes de ayuda (víveres, utensilios de higiene, abrigo, medicinas, incluso asistencia psicológica). De la misma forma, las personas y organizaciones pueden ofrecer todo tipo de ayuda. Esta es también una invitación abierta a las empresas privadas, ONG's y demás asociaciones a sumarse y a participar de esta cadena de ayuda a través de donaciones, difusión, talleres para los voluntarios, etc.
Este proyecto ha tenido bastante acogida y sigue creciendo. Así como Berta y Rosa, cada día, cientos de personas suman nuevos pedidos en el mapa de ayuda mutua.
Este es un esfuerzo conjunto y todos podemos ser parte de la respuesta al reto que nos plantea las desigualdades y la precariedad del sistema de seguridad social de nuestro país. Las proyecciones de FLC buscan instaurar redes de colaboración en todo el Perú y así poder hacer que la ayuda llegue a quien más lo necesite, no solo durante la pandemia sino que las redes permanezcan para colaboraciones futuras.